LUIS A. GARCÍA

Coordinador: Luis A. García
Título: Población: 200 habitantes, 24 escritores
Género: Literario. Poesía. Cuentos.
Formato: 15x21 / 86 pág.
ISBN: 978-987-1159-91-8
Edición: Diciembre 2010
Observaciones: La invitación realizada hace un par de años para visitar, con imaginación y creatividad, una pequeña población del interior bonaerense ha sido, según este libro lo muestra, aceptada y realizada. De tal manera que los habitantes han visto incrementado su número en más de un diez por ciento, y en mucho más se han multiplicado las historias que recorren el pueblo... o que de aquí en más recorrerán sus calles, abrirán las puertas de las pocas casas, aún aquellas cerradas a cal y canto, y se instalarán en la memoria colectiva... ¿Será posible distinguir, al cabo de un tiempo, las reales de –hinchen el pecho autores– las inventadas...? […]
[LAG en el epílogo]


[...]

Felisa y Constancio tratan de colocar la cincha para sujetar la albarda a dos alazanes inquietos. Las aspas del molino giran lentamente contra el cielo rojizo. De pronto un repique de cascos avanza a tranquera abierta. Se altera el silencio de la llanura. Es el chúcaro Cosme. Detiene el zaino que se alza en dos patas. Desmonta con rapidez. Avanza como una serpiente traidora. Se planta bien erguido, sacando pecho delante de Constancio, y sin parpadear saca su reluciente facón de entre la ancha faja negra, que le sujeta las bombachas, y se lo clava en el vientre, sin decir palabra. Constancio sólo interroga con la mirada que va descendiendo hasta desplomarse en los brazos de Felisa, que grita un porqué desesperado. Relinchando el caballo se pierde con su jinete en una nube de tierra. El pulpero, con un pie en el estribo del sulky, observa del otro lado del alambrado. Se acerca a rienda desenfrenada pero ya es tarde.
Cosme llega a la pulpería a galope tendido, detiene su loca carrera. Entra sonando espuelas. Agitado se dirige al mostrador. Pide mascullando una caña doble. La empina de un solo trago, con sed baguala aplaca el garguero. Mira sus manos rojas de muerte.
Va hasta el pozo del aljibe, lava y sacude la culpa, impostando justicia. Monta el zaino y a chicotazo en el lomo desaparece a campo abierto, cabestreando distancias, donde lo traga la inmensidad del horizonte.

Josefina Fidalgo

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