ÁNGEL OLIVIERI

Autor: Ángel Olivieri
Título: Historias de Tango
Género: Memorias
Colección: Arrabal
Formato: 15 x 21 cm / 188 pág.
ISBN: 978-987-1159-21-8 / 978-987-1159-43-7
2da edición: 1ra. ed.: Noviembre 2005 / 2da. ed.: Julio 2008
Observaciones: Prólogo de Juan Carlos Esteban // Importante Apéndice Iconográfico, más de treinta fotos, muchas de ellas inéditas, fruto de la labor de búsqueda e investigación del acerbo de la música popular y nacional, del reconocido coleccionista gardeliano Don Ángel Olivieri.






El otro testamento de doña Berta



....................Un día Luisa, esposa de Laurent, me contó algo muy serio de lo que, en esa época, nada sé sabía:
—¿Vos sabés –me dijo– que el testamento que hizo doña Berta no es el único?
—¿Cómo? –pregunto yo–, ¿hubo más de uno?
—Sí. Primero hizo el original donde le dejaba algunas cosas al ahijado, después Defino le hizo firmar l segundo, el definitivo.
....................Si bien nunca pude confirmar ese hecho directamente sí, de manera indirecta. Ocurrió que un día, en forma accidental la hija de Razzano encontró entre unos papeles ocho o diez recibos chicos que usaba Razzano como adelanto de pago, firmado por todos los colaboradores de Gardel. Me los dio a mí y me pidió que se los diera a cada uno de los coleccionistas o a alguno de los muchachos que, en verdad, querían a Gardel. Así lo hice y aparté un recibo para uno de los más importantes coleccionistas del país, por el que siento un gran afecto. Lo cité a mi casa para entregárselo, este recibo estaba firmado por la mamá de Carlitos, doña Berta.
....................Llega a mi casa, se lo entrego y me dice:
—¡Qué alegría que me das! ¡Qué suerte! Ahora con este tengo dos firmas de doña Berta.
—Decime –le pregunto– ¿La otra quién te la dio?
—Cuando te cuente, no me vas a creer –me dice–. Una vez estaba conversando con Adela –la esposa de Armando Defino– en su casa. Él ya había fallecido. Ella me estaba mostrando algunos papeles de una caja que tenía guardada, cuando sonó el teléfono. Fue a atenderlo, a la habitación de al lado y yo, por curiosidad, seguí revisando. En una de esas apareció un testamento. Lo empecé a leer y, justo apareció la señora. Se puso furiosa. Me sacó los papeles de la mano y me dijo, muy enojada: Esto no se puede leer. Y sin más trámite rompió todos los papeles y los tiró al canasto. En eso volvió a sonar el teléfono y la señora fue nuevamente a la otra habitación. Yo me animé a volver a revisar los papeles rotos en el canasto y logré rescatar un pedazo con la firma intacta de doña Berta.
....................Si bien fue importante que lo hubiera rescatado y que no se perdiera para siempre, más importante aún fue que a través de este hecho fortuito hayamos podido confirmar que existieron dos testamentos distintos, como me lo había asegurado la señora de Laurent.

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