Autor: Chela SalasTítulo: Cuentos de InviernoGénero: Literario. Cuentos.
Colección: AntiBabel
Formato: 14 x 20 cm / 72 pág.
ISBN: 978-987-1159-47-5
Edición: Diciembre 2008.
Observaciones: Tapa: Martín E. Alsina / Prólogo: Marcelo Ferrando / Contratapa: Horacio Salas.
Por propia mano
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Cada mañana…....................Atravesaba las horas de sus días en los preparativos de su desquite. Era conciente de que estaba siendo injusta, y extrañamente eso la llenaba de placer. Sólo ella sabía que su hija había sido responsable y culpable de su propia muerte. Había salido corriendo, de entre dos coches, persiguiendo una burbuja, que flotaba desafiante en mitad de la avenida. Sobrevino el rugido de los frenos y el silencio de la muerte.....................................… paciente, al pie de la cama…....................Ella era la única testigo de la defensa. Mañana era la última vista del juicio, debía declarar. Caminó sin prisa hasta el parque, extendió la manta morada en el césped. Se recostó. Era una noche quieta y oscura....................................................................................…la esperaba…....................Soñó o quizás anticipó a un hombre, llorando en el rincón de la celda sucia. Sonrió. Con mano firme apoyó el caño del arma en su sien.................................................................................................................…un odio torrencial.....................Una bandada de palomas levantó vuelo, asustadas por el eco del disparo.
Cada mañana…....................Atravesaba las horas de sus días en los preparativos de su desquite. Era conciente de que estaba siendo injusta, y extrañamente eso la llenaba de placer. Sólo ella sabía que su hija había sido responsable y culpable de su propia muerte. Había salido corriendo, de entre dos coches, persiguiendo una burbuja, que flotaba desafiante en mitad de la avenida. Sobrevino el rugido de los frenos y el silencio de la muerte.....................................… paciente, al pie de la cama…....................Ella era la única testigo de la defensa. Mañana era la última vista del juicio, debía declarar. Caminó sin prisa hasta el parque, extendió la manta morada en el césped. Se recostó. Era una noche quieta y oscura....................................................................................…la esperaba…....................Soñó o quizás anticipó a un hombre, llorando en el rincón de la celda sucia. Sonrió. Con mano firme apoyó el caño del arma en su sien.................................................................................................................…un odio torrencial.....................Una bandada de palomas levantó vuelo, asustadas por el eco del disparo.
