ROBERTO LUIS RODRÍGUEZ

Autor: Roberto Luis Rodríguez
Título:1910–Escuela Provincial N°5–2010. La primera escuela de Puerto Deseado, Patagonia Argentina.
Género: Historia regional.
Formato: 15 x 21 cm / 254 pág.
ISBN: 978-987-1159-89-5
Edición: Noviembre 2010
Observaciones: Fue necesario retrotraemos en la historia para conocer el camino recorrido por las distintas comunidades educativas que se han ido sucediendo. Hace 100 años la vida en Deseado cambiaba para siempre, porque cuando se abre una escuela crecen los pueblos, siempre y de manera irreversible. Hace 100 años abría sus puertas, y así se mantienen hasta hoy día. Hace cien años, y como fruto de las gestiones de un grupo de vecinos nacía en Deseado una escuela, la primera que tuvo este pueblo, sostenido en los trabajos rurales, del ferrocarril y del puerto.
En estas páginas el amigo lector encontrará documentación relativa al quehacer no sólo de la escuela sino de la comunidad educativa en su conjunto. Varias generaciones guardarán en sus recuerdos las enseñanzas de sus primeras letras, sus primeros amigos, sus profesores, los momentos de compartir en los recreos... [Fragmento de la contratapa]



«...después de casi 35 años o más me pongo a escribir como si estuviera en el banco de la escuela, recuerdo el aula, el pizarrón, el patio, el aljibe, la campana, el reloj, el sótano, la cocina, la quinta con sus frutales… soy de la promoción ’70 y no me puedo olvidar de la N° 5, crecí junto a la escuela, mi primer partido de fútbol y básquet fue en el patio al aire libre. Todas las tardes junto a mi hermano Omar y algunos vecinos nos pasábamos horas jugando, hasta que llegaba Don Wilson el querido portero y nos mandaba para la casa, –siempre me retaba porque le dejaba la canilla con el agua corriendo–. Me acuerdo de un jarabe, siempre que había prueba me dolía el estómago, y ahí estaba Dña. Guillermina Basanta, presurosa para darme el dulce jarabe… hasta que un día , el portero –que ya sabía lo que yo hacía– me dio una cosa amarga, desde esa vez no me dolió más el estómago. Como olvidarme de Bony Urbano, de Marta Gutiérrez, de Dn. Rafael Wilson, siempre dándome buenos consejos. Un día estábamos comiendo fruta en la quinta a escondidas y fumando el primer cigarro, de repente estábamos todos mojados… ¡Era Dn. Wilson el portero que nos corría con la manguera…!»
Juan Jesús Sendes. Eg. 1970

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