LEONOR LEONARDI FUMAROLA

Autor: Leonor Leonardi Fumarola
Título: Ecos del ayer. Graciela y Leonardo, casi una novela.Género: Historias de familia.
Colección: AntiBabel
Formato: 15 x 21 cm / 48 pág.
ISBN: 978-987-1159-40-6
Edición: Diciembre 2007.
Observaciones: Contratapa: Perpétua Flores / Contiene una veintena de fotos de época.



Al poco tiempo Leonardo tuvo que ir a Comodoro Rivadavia (Chubut), a tocar en la Confitería Ambos Mundos. Era una desolación. No había nada. Escaseaba el agua. La única mujer era una integrante de la orquesta, esposa de uno de los músicos. Por las emanaciones del petróleo no se podía encender fósforos al aire libre.
Pasó allí Navidad y Año Nuevo. Graciela le había mandado una fotografía de su hijita de 5 meses. Ambos extrañaban enormemente. Soportó seis meses y se volvió sin cumplir el contrato.
En tanto en su casa, la abuela le preguntaba a la nena.»¿Dónde está papito lindo?» y ella contestaba. «Papito, papito, papito lindo, leco, leco, leco.» Ya de regreso Leonardo, el día en que Ana cumplió un año nació María Elena. Se puso pálido porque esperaba el varón. En ese entonces tocaba en el Teatro Coliseo.
En 1927 fueron los cuatro a Tucumán, donde iba a tocar en el Casino. Graciela no salía nunca. La primera vez que se asomó a la puerta de calle creyó que iba a haber tormenta. Era la Sierra del Aconquija, que forma parte de las Sierras Pampeanas y que no había visto.
Hacía mucho calor. Ni en pleno invierno las mujeres usaban tapado.
A Anita la picó un mosquito anofeles y contrajo el paludismo. La trataron con quinina y poco después regresaron.
Al año siguiente fueron a Tandil, con las nenas que no habían cumplido los 2 y 3 años y Graciela embarazada. Vivían en el Cine Teatro Cervantes, donde Leonardo tocaba, compartiendo la vivienda con el administrador Alfredo Restelli y su familia.
La partera les dijo que no la llamaran enseguida porque el parto iba a ser lento. Leonardo se fue a tocar y empezaron las contracciones.
La esposa del administrador lo llamó a gritos «Alfredo, levántate que viene el nene». Nació muy rápido y sin problemas. Le ataron el ombligo. Al rato llegó Leonardo, se lo volvió a atar y salió corriendo a buscar a la partera. Llovía. Era en el mes de Junio. Consiguió un coche a caballo, pero la partera no quiso ir porque estaba resfriada. Buscó a otra y cuando ésta llegó le volvió a atar el ombligo, enseñándoles cómo se hacía y nada más. Cobró la visita y pidió entradas para el teatro.
Leonardo estaba muy feliz con su hijo varón. Hizo anís para brindar con sus compañeros y lo anotó con los nombres de los dos abuelos: Víctor Juan.
Ya repuesta Graciela fueron a Tres Arroyos. Hacía mucho frío. A las nenas les salieron sabañones en las manos. Tenían que estar quietitas y calladas en la cocina porque el papá volvía tarde y de día tenía que dormir o estudiar. Regresaron a Berazategui y ése fue el último viaje en que lo acompañaron.

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